Aurora Carretero Ramos.
Como desde hace tiempo se viene insistiendo desde los responsables políticos
del sistema educativo, la velocidad con que se multiplica el conocimiento, la
transformación vertiginosa del conocimiento en información, la necesidad de
disponer rápidamente de ella para desenvolverse estratégicamente en contextos
complejos y poco anticipables, hace necesario un nuevo enfoque del proceso de
enseñanza/aprendizaje en el que se incluyan nuevas estrategias así como las
nuevas herramientas que nos aportan las nuevas tecnologías. Se establece, pues, la
necesidad de manejar los nuevos códigos para la formación integral de nuestros
alumnos como ciudadanos de una sociedad moderna y multicultural. Atendiendo a
estos principios es fácil resaltar la importancia de proyectos que integren la lengua
inglesa como instrumento de comunicación, y el manejo y uso de las nuevas
tecnologías como acceso y procesamiento de la información.
Tradicionalmente, en la enseñanza del inglés, se han utilizado las nuevas
tecnologías de la información y la comunicación. Siempre se ha considerado que
estas nos ayudan a un conocimiento más directo de las civilizaciones de los países
de habla inglesa mediante documentos audiovisuales que recogen los modos de
vida y costumbres, sus sistemas de comunicación, etc. y por otro lado, nos ayudan
incluir en nuestras aulas una mayor diversificación de recursos que contribuyen a
motivar e incentivar a los alumnos dentro del enfoque comunicativo del inglés.
Para que un proyecto TIC pueda ser llevado a cabo, consideramos que es
conveniente que refleje cómo lo integramos dentro de nuestro diseño curricular y
de nuestro cotidiano quehacer pues serán recursos que han de convivir con los
actualmente utilizados. Cada día son más los autores que se inclinan por un
acercamiento más ecléctico en la enseñanza de las lenguas extranjeras,
desechando así un único método.
- 1 -
Más que describir una unidad didáctica como ejemplo de forma de trabajo, es
nuestra intención desarrollarlo de una forma más global y alternativa puesto que
todos somos conscientes de que nuestra metodología se debe adaptar a un
determinado contexto, que a su vez estará influido por unas circunstancias muy
concretas en cada momento por lo que cualquier diseño fijo y estático no sería
factible ni eficaz en todos los casos. Por este motivo, consideramos tres ámbitos de
la explotación didáctica:
a) Los medios como auxiliares didácticos.
b) Los medios como ámbitos de estudio.
c) Los medios como técnicas de trabajo.
Y a su vez, lo distribuimos en base a los contenidos que se recogen el Área de
Inglés y que nos sirven para estructurar las unidades didácticas de nuestras
programaciones y en este momento para dibujar distintas posibilidades de trabajo
con las TIC.
De escuelas, docentes y TICs
Vicente Talanquer*
La lenta adopción y el
uso limitado de las nuevas tecnologías de la información y la
comunicación (TICs) en la mayoría de los salones de clase alrededor del
mundo (OECD, 2005a) es un ejemplo prototípico de la dificultad y
complejidad de la introducción de cambios fundamentales en los sistemas
educativos. Dada la amplia disponibilidad y variedad de estos recursos
resulta difícil identificar las barreras que hay que derrumbar para
lograr su integración en la práctica docente cotidiana. Una salida fácil
sería culpar a los maestros por su falta de voluntad o su ineptitud
para sacar provecho de estas novedosas herramientas educativas con
capacidades prácticamente ilimitadas. Desafortunadamente, hoy día se nos
ha vuelto costumbre pensar que los docentes son altamente resistentes
al cambio, o que carecen de la preparación necesaria para adoptar e
implementar desde simples estrategias didácticas hasta los elementos más
fundamentales de cualquier reforma educativa.
Nadie
puede negar el papel central que los docentes juegan en la adopción e
implementación de nuevas estrategias y modelos de enseñanza y
aprendizaje. Sin embargo, sería simplista suponer que su resistencia o
inhabilidad para sacar ventaja de las nuevas tecnologías de la
información y comunicación es el resultado de su terquedad o ineptitud.
Es por ello que el objetivo central de este trabajo es explorar y
analizar de manera crítica los distintos factores que influyen o
determinan las actitudes y prácticas docentes en cuanto al uso de estas
tecnologías en el aula. Adicionalmente se presentan algunas sugerencias
para facilitar la adopción sistemática y significativa de las TICs como
herramientas didácticas.
Integración Curricular de las TICs:
Conceptos e Ideas
Jaime H. Sánchez, Departamento de Ciencias de la Computación, Universidad de Chile
Es sabido en la arena educativa que uno de los factores
fundamentales que ha permeado la utilización educacional de
las tecnologías de información y comunicación (TICs) es la no
siempre clara diferencia entre usar las tecnologías y su
integración curricular. La diferencia marca un hecho
significativo. Usar curricularmente las tecnologías puede
implicar utilizarlas para los más diversos fines, sin un
propósito claro de apoyar un aprender de un contenido. Por el
contrario, la integración curricular de las tecnologías de la
información implica el uso de estas tecnologías para lograr un
propósito en el aprender de un concepto, un proceso, en una
disciplina curricular específica. Se trata de valorar las
posibilidades didácticas de las TICs en relación con objetivos
y fines educativos. Al integrar curricularmente las TICs
ponemos énfasis en el aprender y cómo las TICs pueden
apoyar aquello, sin perder de vista que el centro es el aprender
y no las TICs. Esta integración implica e incluye
necesariamente el uso curricular de las TICs.
Este análisis realiza una revisión del concepto de
Integración Curricular de las TICs, proponiendo una
conceptualización que oriente cualquier proyecto de
Informática Educativa a nivel escolar.
Algunos principios para el desarrollo de buenas prácticas
pedagógicas con las TICs en el aula
Manuel Area Moreira
Universidad de La Laguna
pedagógicas con las TICs en el aula
Manuel Area Moreira
Universidad de La Laguna
Algunos principios para el desarrollo de buenas prácticas
pedagógicas con las TICs en el aula
Manuel Area Moreira
Universidad de La Laguna
pedagógicas con las TICs en el aula
Manuel Area Moreira
Universidad de La Laguna
Hace una década una de las principales preocupaciones de los docentes,
expertos, técnicos y responsables de la administración educativa con relación a las TICs
(Tecnologías de la Información y Comunicación) consistía en reclamar y en propiciar
que éstas estuvieran disponibles en los centros y aulas. Éramos conscientes de que la
escasez y obsolescencia de los ordenadores y de las redes e infraestructuras telemáticas
existentes en los colegios era un obstáculo permanente que impedía la puesta en marcha
de proyectos educativos basados en la utilización de la tecnología digital.
En este sentido, debemos reconocer el importante, aunque siempre limitado,
esfuerzo presupuestario y de políticas educativas que están desarrollando las distintas
comunidades autonómicas en el último lustro dirigido a lograr que las computadoras
empiecen a ser un elemento habitual de la escenografía escolar. Éstas administraciones
han emprendido programas y planes institucionales propios para la integración de las
tecnologías digitales, especialmente Internet, en los centros educativos como son los
casos del Proyecto Medusa en Canarias, Averroes en Andalucía, el Programa Premia
en el País Vasco, el Programa Ramón y Cajal en Aragón, Plumier en la región de
Murcia, el Proyecto SIEGA en Galicia, EducaMadrid en la comunidad madrileña o el
Programa Argo en Cataluña, por citar algunos ejemplos. Evidentemente el ritmo de
dotación y el alcance de la misma es variable de unas autonomías o regiones a otras:
este hecho depende de la voluntad política y de la dotación económica invertida por los
respectivos gobiernos autonómicos. Pero es indudable que en los dos o tres últimos años
la mayor parte de los centros educativos, sobre todo de la etapa de educación
secundaria, han visto incrementados enormemente el número de computadoras
disponibles y de la conectividad a Internet. De forma paralela también se han
planificado y desarrollado cursos de formación al profesorado destinados a capacitarlos
para el uso de dichos recursos digitales. Cursos, a veces, excesivamente centrados en el
aprendizaje de los aspectos mas técnicos, obviando una preparación en el campo del uso
didáctico de dicha tecnología.
Paralelamente el Ministerio de Educación y Ciencia desarrolló (o mejor dicho,
sigue desarrollando) sus planes de apoyo a la incorporación de las TICs al sistema
escolar a través del portal educativo CNICE (Centro Nacional de Información y
Comunicación), y de la puesta en marcha de programas como Internet en el aula. En
este programa participan los ministerios de Educación y Ciencia e Industria, Turismo y
Comercio, este último a través de la Entidad Pública Empresarial Red,es, en estrecha
colaboración con las Comunidades Autónomas (CCAA). Una revisión más amplia de
las políticas educativas en Espeña desarrolladas en los últimos veinte años con relación
a la incorporación de las TICs puede verse en Area (2006).
Los datos de informes internacionales avalan la mejora en la dotación de
recursos e infraestructuras tecnológicas en las escuelas españolas. Así por ejemplo en el
1
informe Education at Glance de la OCDE (2003) España era uno de los países con peor
ratio de estudiantes por ordenador en educación secundaria con una media de 16, frente
a los 9 de media de los países OCDE, y distante de los 6 de Francia o los 3 de Suecia o
Dinamarca. Sin embargo en el informe que la Comisión Europea (2006) publicó en el
pasado mes de septiembre de 2006 en el que analizaba la disponibilidad y uso de
ordenadores e Internet en las escuelas de Europa se indica que en los últimos cinco años
ha mejorado notablemente la situación de acceso y disponibilidad a Internet en los
centros educativos de España. De este modo, la media española es del 81% lo que sitúa
a nuestro país en el puesto 10 sobre un total de 27 países estudiados. Sin embargo,
existe un dato preocupante en el sentido de que el 30% del profesorado manifiesta cierta
desmotivación hacia el uso de las TIC en su enseñanza, cuando la media europea con
relación a esta variable es del 14%.
Lo que quisiera destacar es que actualmente un porcentaje notorio de los centros
educativos de nuestro país tienen una conexión a Internet de banda ancha y disponen de
aulas específicas para organizar tareas escolares con las TICs. Creo, en consecuencia,
que podríamos afirmar que el principal problema para desarrollar prácticas pedagógicas
con tecnologías ya no es la ausencia o el limitado número de recursos e infraestructuras
tecnológicas disponibles en las escuelas, sino otras causas de naturaleza más
psicoeducativa y curricular que técnica.
En ocasiones anteriores he puesto de manifiesto que la tecnología informática
por sí misma no genera aprendizaje de forma espontánea, sino que depende de los fines
educativos, de los métodos didácticos y de las actividades que realizan los alumnos con
los ordenadores en el aula1. La utilización de las computadoras por parte de los
estudiantes sin que exista un planteamiento pedagógico previo que guíe y regule las
acciones de los mismos tiende a ser un ejercio estéril sometido a la espontaneidad y el
azar. El alumnado aprenderá no por el mero hecho de tocar ordenadores, sino porque el
docente le plantea actividades que el alumno tiene que resolver empleando para ello la
tecnología. De todo ello hableremos a continuación.
expertos, técnicos y responsables de la administración educativa con relación a las TICs
(Tecnologías de la Información y Comunicación) consistía en reclamar y en propiciar
que éstas estuvieran disponibles en los centros y aulas. Éramos conscientes de que la
escasez y obsolescencia de los ordenadores y de las redes e infraestructuras telemáticas
existentes en los colegios era un obstáculo permanente que impedía la puesta en marcha
de proyectos educativos basados en la utilización de la tecnología digital.
En este sentido, debemos reconocer el importante, aunque siempre limitado,
esfuerzo presupuestario y de políticas educativas que están desarrollando las distintas
comunidades autonómicas en el último lustro dirigido a lograr que las computadoras
empiecen a ser un elemento habitual de la escenografía escolar. Éstas administraciones
han emprendido programas y planes institucionales propios para la integración de las
tecnologías digitales, especialmente Internet, en los centros educativos como son los
casos del Proyecto Medusa en Canarias, Averroes en Andalucía, el Programa Premia
en el País Vasco, el Programa Ramón y Cajal en Aragón, Plumier en la región de
Murcia, el Proyecto SIEGA en Galicia, EducaMadrid en la comunidad madrileña o el
Programa Argo en Cataluña, por citar algunos ejemplos. Evidentemente el ritmo de
dotación y el alcance de la misma es variable de unas autonomías o regiones a otras:
este hecho depende de la voluntad política y de la dotación económica invertida por los
respectivos gobiernos autonómicos. Pero es indudable que en los dos o tres últimos años
la mayor parte de los centros educativos, sobre todo de la etapa de educación
secundaria, han visto incrementados enormemente el número de computadoras
disponibles y de la conectividad a Internet. De forma paralela también se han
planificado y desarrollado cursos de formación al profesorado destinados a capacitarlos
para el uso de dichos recursos digitales. Cursos, a veces, excesivamente centrados en el
aprendizaje de los aspectos mas técnicos, obviando una preparación en el campo del uso
didáctico de dicha tecnología.
Paralelamente el Ministerio de Educación y Ciencia desarrolló (o mejor dicho,
sigue desarrollando) sus planes de apoyo a la incorporación de las TICs al sistema
escolar a través del portal educativo CNICE (Centro Nacional de Información y
Comunicación), y de la puesta en marcha de programas como Internet en el aula. En
este programa participan los ministerios de Educación y Ciencia e Industria, Turismo y
Comercio, este último a través de la Entidad Pública Empresarial Red,es, en estrecha
colaboración con las Comunidades Autónomas (CCAA). Una revisión más amplia de
las políticas educativas en Espeña desarrolladas en los últimos veinte años con relación
a la incorporación de las TICs puede verse en Area (2006).
Los datos de informes internacionales avalan la mejora en la dotación de
recursos e infraestructuras tecnológicas en las escuelas españolas. Así por ejemplo en el
1
informe Education at Glance de la OCDE (2003) España era uno de los países con peor
ratio de estudiantes por ordenador en educación secundaria con una media de 16, frente
a los 9 de media de los países OCDE, y distante de los 6 de Francia o los 3 de Suecia o
Dinamarca. Sin embargo en el informe que la Comisión Europea (2006) publicó en el
pasado mes de septiembre de 2006 en el que analizaba la disponibilidad y uso de
ordenadores e Internet en las escuelas de Europa se indica que en los últimos cinco años
ha mejorado notablemente la situación de acceso y disponibilidad a Internet en los
centros educativos de España. De este modo, la media española es del 81% lo que sitúa
a nuestro país en el puesto 10 sobre un total de 27 países estudiados. Sin embargo,
existe un dato preocupante en el sentido de que el 30% del profesorado manifiesta cierta
desmotivación hacia el uso de las TIC en su enseñanza, cuando la media europea con
relación a esta variable es del 14%.
Lo que quisiera destacar es que actualmente un porcentaje notorio de los centros
educativos de nuestro país tienen una conexión a Internet de banda ancha y disponen de
aulas específicas para organizar tareas escolares con las TICs. Creo, en consecuencia,
que podríamos afirmar que el principal problema para desarrollar prácticas pedagógicas
con tecnologías ya no es la ausencia o el limitado número de recursos e infraestructuras
tecnológicas disponibles en las escuelas, sino otras causas de naturaleza más
psicoeducativa y curricular que técnica.
En ocasiones anteriores he puesto de manifiesto que la tecnología informática
por sí misma no genera aprendizaje de forma espontánea, sino que depende de los fines
educativos, de los métodos didácticos y de las actividades que realizan los alumnos con
los ordenadores en el aula1. La utilización de las computadoras por parte de los
estudiantes sin que exista un planteamiento pedagógico previo que guíe y regule las
acciones de los mismos tiende a ser un ejercio estéril sometido a la espontaneidad y el
azar. El alumnado aprenderá no por el mero hecho de tocar ordenadores, sino porque el
docente le plantea actividades que el alumno tiene que resolver empleando para ello la
tecnología. De todo ello hableremos a continuación.
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